Cada vez más en nuestros entornos laborales nos encontramos con personas muy distintas a nosotros con la que debemos trabajar en equipo. Personas que además de distintas habilidades profesionales pueden tener otra edad, ser de otra nacionalidad o de otra procedencia étnica, y hasta tener un sistema diferente de valores y de creencias. Estas diferencias pueden ser vistas como un problema, pero también como un potencial.
Las diferencias pueden llegar a enriquecernos.
En lugar de ver la diversidad y la diferencia como una barrera, podemos verla como una oportunidad para ampliar nuestra visión del mundo y de nuestro entorno laboral.
Estudios demuestran que las compañías más proclives a promover y aceptar abiertamente la diversidad en sus equipos de trabajo tienen mejores resultados prácticos y también entornos laborales con mejor clima organizacional. Por eso hoy en día los empleadores toman en cuenta las habilidades sociales de sus futuros empleados para adaptarse a la diferencia y poder trabajar con personas de distintas procedencias y creencias.
Para muchas personas tener que enfrentarse con personas muy distintas a ellas en puede ser una fuente de estrés considerable. Si para vos no es muy claro cómo manejarse en grupos con personas de diversa índole aquí te damos algunos consejos para que te relajes y le saques provecho a la experiencia.
1. Cultivá la flexibilidad mental.
En un mundo tan incierto como el nuestro, tener un sistema de valores claro es una gran ventaja, porque le da un norte a la gente y la ayuda a saber cómo enfrentar los distintos problemas de la vida. Sin embargo, es importante que el tener un sistema claro de valores no te vuelva intolerante o incapaz de considerar una perspectiva distinta a la tuya.
Por eso es recomendable cultivar la flexibilidad mental. Aprende a mantener la mente abierta y no tenga miedo de repensar tus verdades. Aprende a no sentirte atacado si alguien las cuestiona o piensa distinto a vos.
2. Escuchá activamente.
La escucha activa es esencial en el entorno laboral porque ayuda a cultivar relaciones positivas entre empleadores y subalternos. Escuchar activamente significa escuchar con empatía y entusiasmo. Significa no estar a la defensiva y confiar en el otro. Esta actitud es importante porque abre un canal fluido de comunicación donde los involucrados se sienten acogidos y en confianza: dos elementos esenciales para el intercambio constructivo de preguntas y sugerencias para la construcción de proyectos comunes.
3. Neutralizá tus prejuicios.
Es difícil establecer una relación con un compañero de trabajo si de antemano vos pensas de una determinada manera sobre él por su procedencia étnica o por su identidad de género. Aprendé a no discriminar y a no hacerte ideas a priori de la gente. Cuando le damos la oportunidad a las personas de sorprendernos generalmente lo hacen. No te predispongas en ningún sentido con sus compañeros por ser distintos a vos. Nadie es perfecto y a menudo en la diferencia no solo encontramos contraste, también encontramos complementariedad.
4. Aprende a negociar.
Encontrar un punto intermedio entre dos opuestos no siempre es fácil. Pero la habilidad de negociar es una herramienta importante no solo en el entorno laboral sino también en el ámbito social. Negociar implica llegar acuerdos con otros que piensan distinto a vos y no siempre tienen objetivos comunes. Negociar no significa convencer a los demás de hacer las cosas a tu modo, porque lo cierto es que cuando ninguno de los involucrados cede, por lo general todos pierden. A veces ceder funciona como una inversión a largo plazo, porque puede que no te permita salirse con la tuya en un primer momento, pero te permitirá ir construyendo un vínculo con la otra persona que más tarde estará de tu lado.